En el tren.

Ayer tuve que dejarle mi coche al mecánico para una reparación, así que tras levantarme mucho antes para ir a trabajar en tren aproveché para cargar mi mp3. Es curioso como a esas horas ya hay una actividad impresionante en cualquier calle por la que pases.
A pesar de ser temprano y de estar en la segunda estación del recorrido del tren con dificultades conseguí sentarme delante de dos chicas que iban hablando animadamente y junto a un ejecutivo que trabajaba en su portátil. Ya sé que no hay que hacerlo, pero tal vez por las coincidencias de la situación no pude evitar bajar el volumen de mi reproductor y escuchar la conversación de las dos chicas (suerte que con los auriculares no se notaba), la cosa iba más o menos de un enfrentamiento que una había tenido con su ex, así que fue algo parecido a:
-“Pues el muy ca**ón después de hacerme casi un tercer grado sobre mi vida...
- Oye, ¿pero y el buen rollito?
- No sé, tía, pero yo creo que se acabo ya
- Jo, que fuerte! ¿Y no era él el que te decía que eso no pasaría?¿Qué vosotros erais personas civilizadas?
- Sí, pues ya ves...
- Bueno sigue!
- Pues eso, que me estuvo tocando las narices todo el rato y encima él iba de “a mi me va genial ahora” y que si no me había llamado nada más que para recordarme los papeles que necesitaba era porque claro, yo ya no formo parte de su vida y entonces no se acuerda de todo lo que me puede pasar a mi
- Qué ca**ón!!
- Ya te digo, pero lo más bueno fue que cuando nos subimos en el coche le suelto con cara de inocente que ya que le veo tan preocupado por mi vida no quiero que se enfade ni que se tome a mal lo que le voy a decir, pero que como le veo tan interesado quiero que sepa que he descubierto que soy multiorgásmica!
- Jo, tía!! Qué fuerte!! Eso le debió de doler un montón después de todos los problemas con los que te cargó a ti!! (esto lo decía mientras se reía casi a carcajadas)
- Ya te digo, pero que se aguante, que no hubiera tocado tanto las narices!! Y lo fuerte es que después de esto me soltó que me llegaría una demanda judicial porque ahora resulta que ...(...)”
A partir de aquí la música de mi reproductor volvió a sonar de nuevo con más volumen y yo me preparé para bajarme del tren. Confieso que cuando escuché la confesión del coche no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi rostro mientras admiraba la sangre fría de la chica que lo estaba explicando, ojalá yo fuera capaz de tener alguna vez una reacción de ese tipo.