Tengo 31 años, desde que me diagnosticaron la enfermedad han sido tres veces las que he estado ingresada por neumotórax. La primera vez fue hace poco más de un año y fue a partir de ahí cuando empezó todo, justo en un momento de mi vida en que no había mucho espacio para más preocupaciones que el cambio de trabajo, el divorcio y la compra del piso, así que la enfermedad cayó sobre mi como una losa bastante difícil de llevar, pero a la que fui acostumbrándome.
Empecé este nuevo año con el segundo neumotórax, una manera diferente y nada común ni agradable, pero ya me habían avisado que igual se podría repetir en cualquier momento como no volver a pasarme nunca más. Cosa que no ha pasado ya que poco después de un mes más tarde, y a raíz de un encuentro casual con mi neumólogo descubre que vuelvo a tener otro neumotórax, esta vez tampoco era un buen momento mental mío, no hay nada más que ver el post de la burbuja para darse cuenta, estaba a punto de llegar a un punto sin retorno. El punto de inflexión que me ayudó tal vez fue cuando el cirujano me confirmó la sospecha, en ese momento todos mis muros se derrumbaron y no pude evitar soltar una llorera que duró más de cinco minutos en los que el pobre médico intentó animarme como buenamente pudo. Sé que no es una reacción típica de mí, nunca me ha gustado que me vieran llorar y siempre he preferido hacerlo en soledad, pero a veces llega un momento en que realmente no te importa nada de lo que te rodea. Tengo la sensación que ese fue el punto que necesitaba para volver a levantarme y volver a mirar hacia arriba y estar preparada para enfrentarme a lo que pueda venir a partir de ahora. Tal vez era tan simple como que necesitaba unos días en los que no me sintiera cansada, tal vez necesitaba reírme de mi mala suerte aprovechando la psicología inversa o tal vez necesitaba darme cuenta de que aunque en muchos momentos me pueda sentir sola realmente no lo estoy que hay gente alrededor, también necesitaba encontrarme con gente profesional que me hicieran sentir bien en esos momentos.
Normalmente me cuesta mucho exteriorizar mis verdaderos sentimientos. Siempre había pensado que mostrarlos era signo de debilidad, te expones a que cualquiera pueda aprovechar tu debilidad para usarla en tu contra. Creo que también he superado esa fase, no me importa mostrarme como soy ya que me he dado cuenta que los que realmente me quieren me aceptan tal y como soy.
No soy perfecta, ni mucho menos me lo considero, pero cada vez me acepto más como soy y al menos espero que el cuarto neumotórax tarde bastante tiempo en llegar y que no venga acompañado del bajón anímico que los ha precedido.
Empecé este nuevo año con el segundo neumotórax, una manera diferente y nada común ni agradable, pero ya me habían avisado que igual se podría repetir en cualquier momento como no volver a pasarme nunca más. Cosa que no ha pasado ya que poco después de un mes más tarde, y a raíz de un encuentro casual con mi neumólogo descubre que vuelvo a tener otro neumotórax, esta vez tampoco era un buen momento mental mío, no hay nada más que ver el post de la burbuja para darse cuenta, estaba a punto de llegar a un punto sin retorno. El punto de inflexión que me ayudó tal vez fue cuando el cirujano me confirmó la sospecha, en ese momento todos mis muros se derrumbaron y no pude evitar soltar una llorera que duró más de cinco minutos en los que el pobre médico intentó animarme como buenamente pudo. Sé que no es una reacción típica de mí, nunca me ha gustado que me vieran llorar y siempre he preferido hacerlo en soledad, pero a veces llega un momento en que realmente no te importa nada de lo que te rodea. Tengo la sensación que ese fue el punto que necesitaba para volver a levantarme y volver a mirar hacia arriba y estar preparada para enfrentarme a lo que pueda venir a partir de ahora. Tal vez era tan simple como que necesitaba unos días en los que no me sintiera cansada, tal vez necesitaba reírme de mi mala suerte aprovechando la psicología inversa o tal vez necesitaba darme cuenta de que aunque en muchos momentos me pueda sentir sola realmente no lo estoy que hay gente alrededor, también necesitaba encontrarme con gente profesional que me hicieran sentir bien en esos momentos.
Normalmente me cuesta mucho exteriorizar mis verdaderos sentimientos. Siempre había pensado que mostrarlos era signo de debilidad, te expones a que cualquiera pueda aprovechar tu debilidad para usarla en tu contra. Creo que también he superado esa fase, no me importa mostrarme como soy ya que me he dado cuenta que los que realmente me quieren me aceptan tal y como soy.
No soy perfecta, ni mucho menos me lo considero, pero cada vez me acepto más como soy y al menos espero que el cuarto neumotórax tarde bastante tiempo en llegar y que no venga acompañado del bajón anímico que los ha precedido.
4 comentarios:
No es señal de debilidad exteriorizar los sentimientos, más bien al contrario, y el no temer hacerlo es signo que te aceptas.
Nadies perfecto, ¿pero qué más da?
Lo que importa que vas superando las complicaciones.
Muchas gracias Susejillo ;)
Gracias por estar ahí, por aguantarme cuando a veces ni yo misma lo hago y por hacer que las cosas pasen mejor sabiendo que hay alguien más.
Un abrazo bien fuerte
Un abrazo de este melón.
Hola.. me gustaria contactarme con vos.. yo tambien estoy atravesando por un eposidio de Neumotorax justo en un momento de mi vida bastante estresante, quizas podamos ayudarnos...
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