Agobiados.

Miro a mi alrededor y con cierta tristeza me doy cuenta que la mayoría de las personas que me importan viven agobiadas por algún motivo, en unos casos más importante que en otros.
Sé que yo soy la primera que cuando me da el bajón lo veo todo más que negro, pero igual es porque ahora ya he superado y asimilado ciertas cosas, que me doy cuenta que la mayoría de los agobios son por motivos que se podrían evitar fácilmente.
Si no me caes bien y te has portado últimamente mal conmigo, en lugar de montarte un pollo tremendo seguramente te evitaré. Si estoy hasta las narices de que todo el mundo me cuente sus historias y no poder contar con nadie para que me escuche, cambiaré de tema sutilmente cuando me empiecen a contar historias, y más si son de gente que no conozco lo más mínimo, y sinceramente no me importa, tampoco me implicaré. Si no soporto más que te creas superior a mi, te dejaré que sigas en tu nube y ya besarás el suelo cuando te caigas desde allí arriba, pero no me voy a poner a tu nivel ni voy a entrar en discusiones infantiles.
Por el contrario, si echo de menos hablar contigo porque andas muy liado y siempre piensas que después llamarás, no me importará llamarte y hablar un rato. Si me apetece pasar un día fuera de la ciudad y me gusta tu compañía no dudaré en proponértelo. Si quiero agradecer a quien ha estado ahí cuando lo he necesitado igual monto una cena para celebrar además que he salido del hospital y parece que la mala racha se va acabando con el invierno.
No sé si es que a veces pedimos mucho de la vida o no sabemos conformarnos con lo que tenemos, la mayoría de las veces creo que es una combinación de varios factores, pero me parece muy triste que no seamos capaces de ver todo lo bueno que tenemos y que nos rodea. Y normalmente las cosas materiales no son las que más nos satisfacen ni nos llenan, por mucho que nos empeñemos en que así sea...