Tengo que hacer una lista de mis virtudes, mis defectos, lo que me gusta y lo que no me gusta de mí. La condición es que tengo que hacerla con el corazón, sin dejar que la mente influya en lo que escribo. Creo que es la base sobre la que empezar a trabajar y me doy cuenta de que hay mucho por hacer, más de lo que yo me pensaba. Lo que no me esperaba es que para empezar tengo que apuntar el orgullo en la lista, no el orgullo de “yo soy más que nadie” que ese tipo de orgullo no lo tengo, pero sí el orgullo de “como me han hecho daño y me han faltado cuando los he necesitado ahora me pongo mi coraza y a mí no me vuelve a hacer daño ni mi sombra”, es triste ver cómo he llegado a ese punto y como no soy capaz de aplicarme lo que yo digo, sé que a estas alturas a todos nos han hecho daño y sé que no soy más que nadie, por lo tanto, no entiendo el por qué de esa coraza protectora y lo más triste es que no sé cómo quitármela y además, tengo tanto miedo de hacerlo porque no quiero que me vuelvan a hacer daño que realmente me estoy olvidando de que:
“Amar es arriesgarse a no ser amado.
Confiar es arriesgarse a la decepción,
pero hay que correr el albur
porque el riesgo mayor de la vida es no arriesgarse.
La persona que a nada se arriesga,
nada hace, nada ve, nada tiene y nada es,
no puede aprender, sentir, cambiar,
crecer, amar y vivir.”
nada hace, nada ve, nada tiene y nada es,
no puede aprender, sentir, cambiar,
crecer, amar y vivir.”
Para empezar, me toca practicar algo de humildad y aplicarme el cuento yo misma…
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