El otro día cené con una persona a la que yo, la “fantástica, esplendida, maravillosa y humilde” no le hubiera dado ni la oportunidad de compartir un café. Una serie de prejuicios me habían hecho pensar que era una persona que no me podría aportar mucha cosa, pues gran error.
Esa noche no sólo cené un kebab, sino que además lo acompañé de mis prejuicios y de mi orgullo, ya que descubrí a una persona muy diferente de la que yo me esperaba, me sorprendió gratamente y eso me gustó, además de bajarme los pies a la tierra de nuevo, que a veces se me van un poco por encima y me olvido que levitar no es bueno....
2 comentarios:
la la.
Y qué pasó? güey
Qué pasó? Pues nada, que la cena terminó con un café ;)
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