Yo.

Una mirada vacía, una expresión neutra, una boca apretada y un gesto tenso. Voy caminando sin saber a dónde voy ni qué es lo que realmente quiero, tengo miedo de conseguir lo que deseo porque pienso que va a volver a fallar. Voy encontrándome por el camino con los cachitos de mi propia vida.
Unos ojos expresivos, una boca sonriente y un gesto alegre. Voy recorriendo el camino que empieza justo donde están mis pies, sé lo que quiero en cada momento y no dudo de que lo lograré, solo es cuestión de ir recomponiendo esos cachitos que me ayudan a formar el todo.
Unos momentos la primera y otros la segunda, así soy yo, y ya no sé si echarle la culpa a la medicación como excusa fácil o autoconvencerme con alguna teoría sacada de libros de autoayuda para pensar que la primera parte no está ahí, que es un mal reflejo de la segunda.

Alguien me dice que es normal porque me han roto la vida y todavía no he logrado recomponerla, me niego a creerle y a golpes de sonrisa me empeño en demostrar que no es cierto. Tal vez la tozudez sea el problema, a veces va bien tomarse un descanso para poder seguir, otras veces me apetece que el descanso me tome a mí. Creo que necesito una brújula, una linterna de las potentes y unas buenas botas...