Tu mejor regalo ha sido el no hacerme volver a pisar el hospital desde abril, nada más que para las revisiones y sólo para un par de sustos que se quedaron en eso, así que los recuerdos de cada mes son más borrosos.
En mayo recuerdo “la prueba” de la operación con una noche de fiesta con Lady en la que las conversaciones surrealistas a altas horas de la noche no podían faltar y así fue.
De lo mejor de junio la celebración de mi cumple, conseguí reunir a casi la mayoría de los que tengo ahora y como anécdota de la noche la historia de “caza y captura” (que si eso ya la cuento otro día).
Julio aunque en principio fue un mes muy tranquilito aportó bastantes cosas buenas, la boda de Nachete y Leo marcó una diferencia, ya que de un lado los recuperé a ellos otra vez y por otro lado conocí a gente nueva que han pasado a formar parte de mi vida, como Mica (y ahora también su niño), Sol y alguna personilla más.
Agosto, a pesar del mal tiempo, con la escapada al sur de Francia aunque curiosa fue muy cortita, y la visita de Madrid a final de mes fue bastante agradable.
En septiembre la semanita de vacaciones en Menorca con lo de Terrassa y la niña me vino genial para desconectar y volver a recargar pilas.
En octubre y noviembre me has dejado descansar haciendo que las cosas siguieran su ritmo, las quedadas entre semana para hacer un bocata, los cafés con sorpresa, la sensación de ir recolocando las cosas y de recuperar cosas perdidas que no se quisieron perder ha sido agradable.
En diciembre la escapada a Madrid de sólo cuatro días me permitió conocer una parte de la capital, y es que yo nunca había estado allí, la verdad es que me encantó. Después de eso vino mi desconexión y la necesidad de desprenderme de todos esos trastos viejos que todos acumulamos tanto en el armario como en forma de pesadas piedras a nuestras espaldas. Ahora ya estoy preparada para despedirme de ti y decirte que aunque has sido durillo, el 2008 sólo puede ser mucho mejor que tú, que contigo 2007 finalmente doy por cerrado el ciclo así que me despido finalmente de ti con el inmenso placer de saber que no vas a volver.