Sí, sí, es verdad, habéis leído bien, estoy casada de nuevo. Debo confesar que no sé cómo ha sucedido, sólo guardo en mi mente algún vago recuerdo, sólo alguna imagen a modo de flash, como en una película de bajo presupuesto.
Todo comenzó con una cena con una amiga en la que el alcohol tuvo demasiado protagonismo, un par de sangrías de cava entre dos no está nada mal, menos mal que yo no conducía. Después de la cena fuimos al bar donde yo voy a aprender a bailar salsa, un par de ruedas y en una de mis canciones favoritas un chico que no había visto antes me sacó a bailar. Tengo que confesar que era una gozada dejarse llevar por alguien que sabía mover la cintura de ese modo, y bueno, los que me conocéis ya sabéis mi teoría sobre la relación del movimiento de cadera de un chico y su comportamiento en la cama… Bueno, a lo que iba que me distraigo, estaba bailando, entre baile y baile a partir del quinto mojito perdí la cuenta del alcohol ingerido, creo que perdí hasta la memoria ya que no recuerdo haber terminada subida a la barra de las camareras bailando una especie de salsa lambada, ni cómo perdí la camiseta y lo siguiente que recuerdo ha sido despertarme esta mañana en una cama que no era la mía con un tremendo dolor de cabeza y con un tío al que no recuerdo haber visto antes a mi lado. Hasta aquí la cosa no sería nada especial si no fuera por el hecho de que al despertarse me ha preguntado: “¿qué tal la noche de bodas?”, entonces horrorizada me he mirado la mano y allí estaba, un horrible anillo sobre mi dedo corazón de la mano izquierda. En ese momento no sabía si gritar, salir corriendo o esconderme bajo las sábanas. Yo, que soy de las típicas que a la que alguien desconocido intenta hablarles suelo contestar con alguna bordería de las mías, yo que no pierdo (casi) nunca los papeles, yo que controlo en todo momento, yo que…. yo que por un momento casi me olvido de escribir un post en el día de los santos inocentes ;-p
Todo comenzó con una cena con una amiga en la que el alcohol tuvo demasiado protagonismo, un par de sangrías de cava entre dos no está nada mal, menos mal que yo no conducía. Después de la cena fuimos al bar donde yo voy a aprender a bailar salsa, un par de ruedas y en una de mis canciones favoritas un chico que no había visto antes me sacó a bailar. Tengo que confesar que era una gozada dejarse llevar por alguien que sabía mover la cintura de ese modo, y bueno, los que me conocéis ya sabéis mi teoría sobre la relación del movimiento de cadera de un chico y su comportamiento en la cama… Bueno, a lo que iba que me distraigo, estaba bailando, entre baile y baile a partir del quinto mojito perdí la cuenta del alcohol ingerido, creo que perdí hasta la memoria ya que no recuerdo haber terminada subida a la barra de las camareras bailando una especie de salsa lambada, ni cómo perdí la camiseta y lo siguiente que recuerdo ha sido despertarme esta mañana en una cama que no era la mía con un tremendo dolor de cabeza y con un tío al que no recuerdo haber visto antes a mi lado. Hasta aquí la cosa no sería nada especial si no fuera por el hecho de que al despertarse me ha preguntado: “¿qué tal la noche de bodas?”, entonces horrorizada me he mirado la mano y allí estaba, un horrible anillo sobre mi dedo corazón de la mano izquierda. En ese momento no sabía si gritar, salir corriendo o esconderme bajo las sábanas. Yo, que soy de las típicas que a la que alguien desconocido intenta hablarles suelo contestar con alguna bordería de las mías, yo que no pierdo (casi) nunca los papeles, yo que controlo en todo momento, yo que…. yo que por un momento casi me olvido de escribir un post en el día de los santos inocentes ;-p
1 comentario:
Jajajajajaja q buenoooo!!! Taba flipando!
Publicar un comentario