martes, abril 18, 2006

Inicio.

Sin saber el motivo empezó a pensar sobre la posibilidad de andar en un camino diferente al que solía recorrer cada día, no lo podía explicar pero era algo superior a sus fuerzas, tal vez la luz que divisaba al fondo, el paisaje desconocido que intuía o que sencillamente esperaba encontrar.
Vaciló un instante ya que sabía que si seguía no podría volver atrás, nada sería como antes, aunque volviera de nuevo a su hogar y reemprendiera las tareas que realizaba cada día sabía que no sería lo mismo y algo en su corazón se apenó al pensarlo, echaría de menos tantas cosas que le habían servido durante todo este tiempo, cosas que aunque no reconocía como suyas había conseguido acostumbrarse a ellas.
Sabía que no podía seguir por el mismo camino, ese camino que ya había recorrido muchas veces y que tantos arañazos, rasguños y heridas le había ocasionado, no lograba entender cómo pero sabía donde se encontraba cada zarza, cada ortiga y cada obstáculo insalvable y aun así parecía como si caminara atraída hacia ellas haciéndose daño una y otra vez en lugar de ir hacia la parte segura del camino.
Una vez más reconoció sus errores y sabía que ante la misma situación con otra persona podría darle unas sabias palabras que le ayudaran, aun así era incapaz de aplicarse su propia medicina, por eso decidió intentar el nuevo camino aun sabiendo que sería mucho más duro de lo que se podía imaginar. No quería volver a pasar por las mismas situaciones que tanto daño le habían hecho ni quería volver a hacer daño a aquellos que le importaban, por eso decidió recoger un par de cosas importantes, dudó sobre si empaquetar los recuerdos pero en el último momento decidió que sería una carga inútil que no quería cargar por más tiempo.
Y así fue como empezó el nuevo camino.
Los principios son duros, o al menos eso dicen, en este caso se cumplió, no estaba acostumbrada a andar sola y menos por un camino desconocido, fue sólo al principio pero estuvo dándole vueltas a la idea de volver atrás ahora que todavía podía. Algo en su interior le animó a seguir recordándole que las cosas no son siempre lo que parecen y que no estaba tan cómoda como aparentaba en su viejo camino. Así que tras andar un buen rato se sentó en una piedra enorme que había a un lado y se dedicó a observar todas esas cosas que hasta ahora le habían pasado desapercibidas: la suave brisa, los rayos del sol entre los árboles, el canto de los pájaros, el ruido de lo que parecía un río. El sonido del agua siempre le había intrigado y desconocía que por allí pudiera haber algun rio así que decidió apartarse del camino para intentar descubrir de dónde venía ese ruido. No había avanzado ni cinco pasos todavía cuando le pareció oir una alegre vocecilla: “Hola!”, como no prestó mucha atención absorta como estaba en intentar descubrir de dónde venía el ruido del agua la vocecilla volvió a repetir “Ei! Hola! Qué es a ti!” así que esta vez sí que se paró y lo que vio le dejó totalmente maravillada...

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