Hay un punto en el que me encuentro realmente bien, es el punto en el que sé que puedo cargar energías. Con el tiempo he descubierto otros lugares que aunque totalmente diferentes tienen un algo en común, todos contienen los cuatro elementos: aire, agua, fuego y tierra (viento, mar, sol y arena o montaña)
Pero el primero de todos hace tiempo que lo descubrí y además de tener los cuatro elementos fue donde sin querer aprendí cosas de las que no me di cuenta hasta mucho tiempo después. Aprendí que a veces hay que saber esperar pacientemente nuestra oportunidad y entonces no hay que dejarla escapar, pero si vemos que realmente no es como pensábamos o esperábamos podemos retirarnos a esperar la siguiente, también aprendí que aunque te caigas siempre puedes volver a levantarte por muy aparatosa que haya sido la caída. En ese sitio he tomado alguna de las decisiones más importantes y dolorosas de mi vida, tal vez por eso he conseguido hacerlo mío a pesar de ser un lugar público.
Pero el primero de todos hace tiempo que lo descubrí y además de tener los cuatro elementos fue donde sin querer aprendí cosas de las que no me di cuenta hasta mucho tiempo después. Aprendí que a veces hay que saber esperar pacientemente nuestra oportunidad y entonces no hay que dejarla escapar, pero si vemos que realmente no es como pensábamos o esperábamos podemos retirarnos a esperar la siguiente, también aprendí que aunque te caigas siempre puedes volver a levantarte por muy aparatosa que haya sido la caída. En ese sitio he tomado alguna de las decisiones más importantes y dolorosas de mi vida, tal vez por eso he conseguido hacerlo mío a pesar de ser un lugar público.
Ahora me escapo allí aunque no necesite recargar energías, simplemente me gusta pasear y dejar la mente en blanco totalmente, prefiero ir cuando el calor del verano ya ha pasado y no está agobiante, entonces aprovecho y me siento a ver el mar dejando que las olas susurren su suave melodía acompañadas del viento.