Una de ópticos.

El trabajo de óptico a veces depara sorpresas e historias como la que me han contado hoy. Me comentan que un óptico hace unas gafas de titanio a un señor, que para más datos es ingeniero, hasta ahí todo normal. El problema empieza cuando cada día, el señor ingeniero va para ajustar las gafas porque las plaquetas se le cierran solas (las plaquetas son las piezas que se apoyan sobre la nariz para que la gafa no haga daño), el óptico se las ajusta y al tercer día de acudir con el mismo problema le pregunta qué es lo que hace con las gafas para que se desajusten tanto, el señor contesta que nada, que le pasa sólo. Dos días más tarde, el señor ingeniero le comenta al óptico que como las gafas son de titanio y el titanio es un material “termo moldeable” se le desajustan al ponérselas él y entrar en contacto con su calor corporal. El óptico extrañado decide consultar esa característica del titanio y como no es cierto, decide hablar con el señor ingeniero y deciden precintar las gafas durante quince días en un sobre, que además calentará delante del señor para que vea que realmente las gafas no se desajustan solas.
Pasados los quince días abren el sobre y la gafa está ajustada tal cual la dejaron, por lo que el señor ingeniero se vuelve a llevar sus gafas, al día siguiente vuelve con el mismo problema otra vez, y así hasta que un día en el trabajo el señor ingeniero que a veces se quitaba las gafas y las dejaba sobre la mesa descubre in fraganti a un compañero suyo con las gafas en la mano y tocándole las plaquetas....... No es que las gafas se desajustaran solas sino que el cab$*&azo del compañero no tenía nada mejor que hacer que desajustarlas cada día!!!!

Conste que yo no es por dar ideas pero sé de alguien que como le pille sus gafas se va a volver loco intentando ajustarlas jejeje