Siempre he dicho que de todas las personas que se cruzan en nuestro camino tenemos que aprender algo. Una vez que lo aprendemos o siguen a nuestro lado o la mayoría de las veces siguen su propio camino, como nosotros el nuestro. Así vamos cruzándonos con gente de la que tenemos que aprender cosas y ellos de nosotros.
Ahora pienso en esas personas de las que he aprendido cosas y que ya no están aquí del mismo modo. Recuerdo, hace unos casi siete años ya, cuando Boñi me dijo por primera vez la frase esa de las ramas de los árboles que tienen fieles a sus pájaros porque sencillamente ofrecen, no exigen. Tal vez sea una de las frases que más me ha costado entender, en su momento aunque la entendía no lograba comprenderla del todo y mucho menos aplicarla...
Recuerdo las borracheras compartidas con Lady de las que han salido conversaciones, unas veces surrealistas pero muchas veces demasiado reales y sinceras para estar bañadas por tantos grados etílicos. Recuerdo como siempre la he admirado y como he deseado ser tan fuerte como ella, aunque he terminado dándome cuenta de la tristeza en su mirada y de su escudo protector. De ella he aprendido que todo tiene un precio pero también que no importa las veces que te caigas, sino las que te levantas...
Recuerdo las largas conversaciones con Sa, como hace cuatro años estábamos los dos en el mismo “punto evolutivo” y como han llegado a cambiar nuestras situaciones y a distanciarse. Echo de menos el poder hablar con él y ver cómo conseguía hacerme ver que mis quejas eran sólo eso y como terminábamos los dos riéndonos por tonterías...
Ahora pienso en esas personas de las que he aprendido cosas y que ya no están aquí del mismo modo. Recuerdo, hace unos casi siete años ya, cuando Boñi me dijo por primera vez la frase esa de las ramas de los árboles que tienen fieles a sus pájaros porque sencillamente ofrecen, no exigen. Tal vez sea una de las frases que más me ha costado entender, en su momento aunque la entendía no lograba comprenderla del todo y mucho menos aplicarla...
Recuerdo las borracheras compartidas con Lady de las que han salido conversaciones, unas veces surrealistas pero muchas veces demasiado reales y sinceras para estar bañadas por tantos grados etílicos. Recuerdo como siempre la he admirado y como he deseado ser tan fuerte como ella, aunque he terminado dándome cuenta de la tristeza en su mirada y de su escudo protector. De ella he aprendido que todo tiene un precio pero también que no importa las veces que te caigas, sino las que te levantas...
Recuerdo las largas conversaciones con Sa, como hace cuatro años estábamos los dos en el mismo “punto evolutivo” y como han llegado a cambiar nuestras situaciones y a distanciarse. Echo de menos el poder hablar con él y ver cómo conseguía hacerme ver que mis quejas eran sólo eso y como terminábamos los dos riéndonos por tonterías...
Sé que de todas las personas que se cruzan en nuestro camino tenemos que aprender algo, como ellos lo tienen que aprender de nosotros. Sé que si hay personas que se van habrá otras nuevas que entraran en nuestras vidas. Pero a pesar de eso es duro cuando a una persona como a mí que me gusta aprender de los demás y que cojo cariño fácilmente, estas personas se distancian. Sé que siguen estando ahí y que más o menos los puedo localizar, pero eso no quita para que los eche de menos...
5 comentarios:
Bueno, nada te dice que no se vuelvan a cruzar los caminos.
Y no es malo sentir un poco de nostalgia...
pero solo un poco ;)
OStras wapis,
la verdad que leyendo tu post de hoy me he relajado tranquilizado y ha entrado un poco de esperanza.
LA verdad es que has dado un poco de luz a mi oscuridad actual.
Tienes que volver a escribir lo de los árboles y las ramas. Que creo q me sería util para llevar todo el follón.
Un beso!
Susej, no se han descruzado, sólo separado un poco ;)
Wapis, si lo necesitas te enciendo una bombilla, bueno, mejor que eso, te enciendo un campo de bombillas para que te entre toda la luz que necesitas ;)
Un abrazo inmenso!!
qué guapo...
Hola Pau!! Bienvenida, me alegro que te guste ;)
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