Imagino que me lees desde donde estás. Solo me apetecía hablar contigo, hace mucho tiempo que no lo hago, tal vez este no sea el medio apropiado pero por una vez olvidaré al resto del mundo y usaré esto como expresión de algo personal. Echo de menos sentirte cerca, saber que con un simple abrazo de esos que me dejaban sin respiración todos mis problemas parecían minúsculos, echo de menos la seguridad que sentía al tenerte cerca.
Muchas veces me han dicho que eso de ser la pequeña de los tres y con tanta diferencia hizo que conmigo te comportaras diferente, que yo no te llegué a conocer realmente como eras, puede que tengan razón y lo entiendo porque he heredado de ti ese caparazón protector, pero en el fondo sé que me demostrabas realmente como eras. Sé que disfrutabas con nuestras pequeñas peleas, ya ves, otra cosa que he heredado tuya, esa tozudez innata que algún que otro problemilla me ha traido y esa curiosidad incesante, las ganas de saber, de conocer, de preguntar,… Sé que dejé pasar muy buenos momentos compartidos pero también sé que disfrute de muchos, aunque fuera de una manera especial, aunque muchas veces te tuviera respeto porque eras demasiado estricto.
Me ha costado superar que no cumplieras eso que siempre me decías: “Cuando te deje en el altar ya me podré ir tranquilo”, ya ves, físicamente no pudo ser pero sé que ese día tu estabas junto a mí. Eso me ha enseñado que en esta vida nunca sabes las promesas que dejaras sin cumplir, por eso intento no hacerlas.
Aunque físicamente no estés cerca yo te siento junto a mí, especialmente en mis momentos más difíciles, sé que si digo que alguna vez he llegado a oír tu voz me van a tomar por loca, por eso no lo digo, pero sé que he oído tu voz. Ya no tengo esos sueños en los que solo te veo yo entre más gente y me dices que guarde tu secreto, que no le diga a nadie más que has vuelto, o esos sueños en los que me pedías que te dejara ir porque estaba impidiendo que siguieras tu camino. Ese tipo de sueños han dado paso a otros muy diferentes en los que tengo conversaciones contigo de las que nunca tuvimos, de esas conversaciones que me gustaría haber tenido, en alguna de ellas me has dado consejos que a mí no se me habrían ocurrido (o al menos de forma consciente), por eso sé que sigues junto a mí. Incluso alguna vez cuando estoy sola te siento a mi lado. Sé que ya han pasado diez años, mucho tiempo, demasiado tal vez, pero he conseguido pensar que las personas realmente no morimos, nuestra esencia sigue viva en las personas que nos quieren y nos recuerdan. Porque te echo de menos más de lo que se pueda imaginar. Un beso y hasta siempre.
Si no nos complicaramos tanto con las cosas sencillas podríamos disfrutar más de ellas...
lunes, julio 18, 2005
Intimo y personal.
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1 comentario:
Gracias Dani.
Un abrazo para ti también.
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