Comprar tiempo.

Siempre he odiado los medicamentos, la química que para solucionarte un problema te estropea tres, pero últimamente me he tenido que tragar ese odio acompañado de la química que tanto detesto.
El otro día hablando con Zgz me quejaba de que el antibiótico me está provocando molestos efectos secundarios, aunque no es nada preocupante sí que es bastante incómodo. “No te quejes que estás comprando tiempo” fue lo que obtuve como respuesta. Curiosa frase, ¿realmente se puede comprar el tiempo? Prefiero pensar que estoy comprando calidad del que tengo, ya que no hay una fecha de caducidad, al menos a corto o medio plazo contra la que hay que luchar.
De todos modos sería una genial idea poder comprar tiempo, envasado al vacío eso sí para que no se estropeara, y poderlo disfrutar como más nos apeteciera “uy que llego tarde, ¿me prestas cinco minutos y ya te los devuelvo el próximo día? aunque por otro lado se acabaría la excusa de “es que no tengo tiempo”, “pues cómprate una hora y quedamos para un café”...

Definitivamente creo que prefiero aprovechar al máximo el que tengo, que como decía mi abuela mañana será otro día y ya veremos cómo amanece, así que ya nos leemos en otro momento ;-)