Esta mañana me ha costado más de lo normal levantarme, Morfeo se negaba a soltarme de su abrazo, aun así en un primer momento me he preguntado si el sms donde anoche alguien se esmeraba en ser el primero en felicitarme para mi cumple y se me ofrecía como regalo para poder cumplir cualquiera de mis fantasías (desde las sexuales hasta las labores de casa,...) ha sido fruto de mi imaginación o ha sido algo real, pero me ha hecho sospechar que no era más que un sueño el hecho de que todavía falta un mes para mi cumple y que no tengo amigos tan generosos como para ofrecerse como esclavos personales, así que ni he comprobado el registro del móvil.
En un primer momento todo ha sido como cualquier otro día, aunque ha habido una especie de flash que me ha hecho darme cuenta de que hoy había algo diferente, para empezar había mucha más luz en el piso a pesar de estar todavía las persianas bajadas y un suave olor a canela ha invadido mis fosas nasales. Cosa curiosa, ya que no es precisamente uno de mis olores favoritos, así que he pensado que tal vez mi imaginación volvía a hacerme otra de las suyas.
Tras abrir las persianas me lo he encontrado en la cocina, es curioso pero no me ha asustado el encontrármelo, una especie de sensación familiar ha hecho que me sintiera como si su sitio fuera ese de toda la vida, a pesar de encontrármelo mirando el interior de mi nevera con cara entre divertida y curiosa. Al saludarle su cabeza se ha girado y he podido ver como la alegría de un viejo reencuentro se reflejaba en su mirada. A pesar de eso, no ha hecho ningún gesto, no se ha movido, ha seguido mirando el interior de mi nevera y de repente una sonrisa ha iluminado un poco más su rostro, creo que ha sido el momento en que las ha descubierto.
Recuerdo la primera vez que me crucé con él, debió de ser más o menos hace un par de años, aquella vez sí que pensé que era fruto de mi imaginación, básicamente porque no tomo drogas sino hubiera pensado que era una alucinación. Pero esta mañana me he alegrado de volverle a ver, así que sin poder evitarlo y sabiendo que lo más probable era que me gruñera por el gesto le he abrazado alegremente con todas mis fuerzas. Como lo conozco no ha hecho falta preguntarle así que directamente me he puesto a preparar mi café y hemos desayunado juntos en el balcón al sol (bueno, yo he desayunado y él se dedicaba a vaciar mi nevera de existencias), no recuerdo de qué hemos estado hablando pero sí sé que no hemos parado de charlar, como también sé que la provisión de cervezas de mi nevera se ha esfumado totalmente y es que no todos los días se reencuentra una con un viejo amigo y mucho menos si este es el duendecillo cervecero del que ya hablé hace un tiempo por aquí.
Y vale, tomo nota y no tomaré más un yogur caducado para cenar ;-p
Si no nos complicaramos tanto con las cosas sencillas podríamos disfrutar más de ellas...
miércoles, mayo 21, 2008
El reencuentro.
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2 comentarios:
Y en habiendo duendes, ¿para qué esclavos? ;)
jejeje susej, pues sí, mejor con los duendecillos que encima son más divertidos ;)
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