miércoles, abril 06, 2005

Estambul (I)


Después de la semana de vacaciones, y la otra que yo me he tomado para ponerme un poco al día en las diferentes cosas que intento hacer, por fin he encontrado un hueco para poder escribir algo. Y puestos a escribir ¿qué mejor que dar envidia a los que os habeis quedado aquí? ;)
Fuera bromas, como ya sabeis el último viaje ha sido a Turquía, un país que debo confesar me ha sorprendido gratamente. Aunque me avergüence reconocerlo yo tenía ciertos prejudicios (que ahora no revelaré pero seguro que más de uno ya sabeis) antes de ir, prejuicios por otro lado que terminé comiendomelos con un delicioso quebab con un porcentaje de ochenta a veinte de carne de ternera y de cordero, acompañado de una ensaladita o hasta de unas patatas fritas dentro del bocadillo, curiosa mezcla pero deliciosa.
Estambul me ha parecido la ciudad de las mezquitas, minaretes y torres, pero también de los contrastes ya que sus habitantes parecen totalmente occidentales, aunque hay que decir que la mezcla de gente de tan diferentes paises ha dado lugar a un mestizaje muy atractivo, tanto en el sexo masculino como en el femenino. Pero para que no me digais que soy superficial voy a hablaros de la mezquita que más me impresionó el primer día.
Como mezquita la que más me impactó el primer día fue la conocida Mezquita Azul (en la guía ya avisaban que aunque era la más conocida no era la más bonita de todas, cosa con la que estoy totalmente de acuerdo), a mí me impacto más porque era de las primeras que visitabamos en Estambul y porque también era una de las más grandes. Me sorprendió su estructura, pero también me encantó su interior. Su alegre e impresionante colorido, su diseño tan simple pero a la vez tan elegante y completo, es algo que me impactó y hay algo que no logro entender (a lo mejor vosotros me lo podeis explicar) no entiendo porqué tienen esas lámparas tan enormes a una altura tan baja, como mucho están a un par de metros y medio.
No sé si en la foto se apreciarán los detalles definidos, pero da una muestra de lo que puede encontrarse una persona cuando entra en la Mezquita Azul. El suelo todo alfombrado es otro detalle curioso que yo desconocía, cada cuadrado del dibujo de la alfombra marca el espacio que tiene para orar una persona. Las cristaleras, los arcos, las bóvedas, debo confesar que es una arquitectura que me resulta bastante encantadora.
Una vez visitada la Mezquita Azul, que junto con Santa Sofía son de los dos monumentos más destacados hacen que te impregnes de otro aire, es como si te trasladaran a un mundo diferente, con su magia, su encanto, un mundo que me quedaban muchas cosas por descubrir: un té en un salón con mosaicos de más de doscientos años de antigüedad, una basílica cisterna con dos cabezas de medusas, salones de té dentro de los cementerios (¿a que parece macabro?, pues no), bazares donde poder regatear por ropa de imitación, restaurantes donde mujeres preparan a la vista de todos el pan mientras los comensales comen o perderse en cualquier calle y entrar en esa mezquita que parece "poquita cosa" pero que resulta ser sorprendente,... (continuará)

4 comentarios:

Aleix dijo...

Veig que la teva misteriosa desaparició tenia una bona explicació. Una explicació fantàstica, pel que sembla. Resto a l'espera de la segona part. Felicitats! ;-)

Puri dijo...

Gràcies redactor! Però com tu be saps, això és temps que t'has de dedicar i entre pac's, cursets i ara a sobre començo amb classes particulars d'anglés, potser trigaré més del que jo voldria en fer tota l'explicació del viatge. Però, tranquil que la paciència té un premi ;)

Aleix dijo...

En tindré, de paciència. La mateixa que tu demostres tenir en esperar la història del restaurant xinès, que ja et dic ara que és suculenta com un xop-suei. ;-)

Puri dijo...

Ara que hi ha un restaurant xinès que m'agrada el menjar, a veure si haurè de deixar d'anar!
;)