martes, junio 05, 2007

Ritmos.

Es curioso como todo tiene su ritmo propio, por ejemplo, un pastel necesita su tiempo de preparación y cocción en el horno y si queremos hacerlo en menos tiempo del necesario perderá toda su textura y sabor y será cualquier cosa menos un delicioso pastel.
A veces la impaciencia es mala amiga y nos dejamos arrastrar por el hambre o la ilusión de ver terminado nuestro pastel, al final subimos la intensidad del horno para así disminuir el tiempo de cocción, no podemos esperar la media hora, queremos que esté para dentro de diez minutos, así en media hora ya nos lo podremos comer, y al final lo único que conseguimos es que con tanta temperatura el bizcocho suba precipitadamente pareciendo que está cocido y a la que se enfría nos damos cuenta que ha quedado quemado por fuera y prácticamente crudo por dentro. Hace falta tener que tirar unos cuantos pasteles crudos para darse cuenta de que necesita todo su tiempo y mientras aprovechar para hacer cualquier otra cosa que nos apetezca antes que forzar la situación :)

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