A pesar de haber recorrido algunos y haber ido bastantes veces al aeropuerto, ayer fue la primera vez que no era yo la que se iba de viaje cargada con una maleta y muchas ilusiones, a la que van a desear buen viaje y a la que esperarán al regreso. Ayer se cambiaron los papeles y yo era la que iba a acompañar a alguien. Lo primero que me sorprendió fue la cantidad de gente que se puede uno encontrar un domingo a eso de las tres del mediodía, desde la enorme cola de gente que esperaba para alquilar un coche a las interminables colas en los mostradores de facturación. Creo que esto es porque siempre que he ido al aeropuerto yo pensaba que era cuando lo hacía la mayoría de la gente, ya que mi trabajo no me permite disponer de vacaciones fuera de los meses de verano o algún que otro puente. Pero volviendo al aeropuerto, la verdad es que desde el otro lado se ve diferente. No es la misma sensación al embarcar que cuando ves como eres tú el que se queda en el lado de fuera de la cinta esa que te disecciona todo tu equipaje de mano, aunque desde el otro lado eres más consciente de los detalles que te suelen pasar desapercibidos, las parejitas que se despiden porque uno de los dos se va y el otro se queda, esos amigos que se quedan mientras otros se van, ese tráfico continuo de gente tan característico...
Pero lo que realmente sucede y pocas veces queremos reconocer es que esa situación nos logra despertar esos sentimientos escondidos que pocas veces dejamos salir a la superficie: es la envidia sana de alegrarte por la persona que se va a disfrutar de ese viaje, es la pena por saber que esa persona estará lejos una temporada, pero también es la alegría de saber que no es un simple viaje, sino que es un viaje tras sus sueños, esperanzas, metas y objetivos. Un viaje que no ha podido empezar de mejor manera cuando en el mostrador de facturación le han comunicado que su billete de clase economica se ha transformado en uno de primera, a eso le llamo yo un buen comienzo ;)
Pero lo que realmente sucede y pocas veces queremos reconocer es que esa situación nos logra despertar esos sentimientos escondidos que pocas veces dejamos salir a la superficie: es la envidia sana de alegrarte por la persona que se va a disfrutar de ese viaje, es la pena por saber que esa persona estará lejos una temporada, pero también es la alegría de saber que no es un simple viaje, sino que es un viaje tras sus sueños, esperanzas, metas y objetivos. Un viaje que no ha podido empezar de mejor manera cuando en el mostrador de facturación le han comunicado que su billete de clase economica se ha transformado en uno de primera, a eso le llamo yo un buen comienzo ;)
Salir del aeropuerto desde el otro lado también se ve diferente, no vienes cargado con las maletas, los regalos, las horas de sueño perdidas y las experiencias vividas, pero siempre queda la ilusión de pensar que el próximo en irse de viaje serás tú, así que pronto volveré a ver el aeropuerto como me gusta verlo a mi: desde el avión y viendo como cada vez se hace más pequeñito. ¡Buen viaje!
2 comentarios:
Hola reineta. Ya se que habría tenido que ser el primero en hacer algún comentario a tu blog, pero la verdad es que ya sabes que me cuesta mucho escribir, aunque no es una buena excusa quiero que sepas que cada día al llegar a casa tengo un nuevo aliciente: leer tus blogs, esos comentarios, experiencias, sucesos, pensamientos, etc.., que con tanta ilusión escribes. Pienso que lo haces muy bien y te animo a continuar con esta experiencia. Y aunque no sea uno de tus comentaristas más asiduos, sabes que siempre los estaré leyendo. Esta es mi pequeña aportación a tu blogs. Un mimosete.
Lluis
Hola LLuis!!
Bienvenido al blog, aunque no hayas sido el primero en hacer un comentario hay un refrán que dice: "Nunca es tarde si la dicha es buena"
Sabes que no soy muy partidaria de las excusas pero al fin te has decidido a escribir algo... y eso me encanta ;) Un mimosete.
Publicar un comentario