Este finde ha sido un poco diferente, de un lado he logrado disfrazar la verdad para esquivar un compromiso del que no me apetecía nada de nada a cambio de una opción alternativa que me parecía mucho más interesante y que me ayudaba a evitar la urticaria controladora que me ha salido. Me he dado cuenta que he dicho alguna mentirijilla piadosa (uy, no que era una verdad a medias) y no me he sentido mal por hacerlo, eso me ha hecho dudar, ¿me estaré volviendo malvada? ¿me estaré volviendo una manipuladora sin ningún miramiento? Lamento decepcionaros, pero no os preocupéis porque posiblemente no se vuelva a repetir (ejem, digamos que dependerá del plan alternativo que pueda salir).
Tras una cena bastante interesante el domingo en la que terminamos con una caña en un bareto de los de toda la vida de la ciudad que yo desconocía, el domingo por la mañana empezó con una excursión a la montaña entre niebla y escarcha a no más de cero grados (¿quién me mandaría a mi sacar los guantes del bolsillo?). Mi intención era subir a la Mola, que es una montaña de no mucha altura que está dentro de un parque natural, es como pasear por la rambla un domingo por la mañana por la cantidad de gente que hay y lo relativamente fácil que es subir. Pues bien, yo después de todo, hasta el mismo sábado por la noche tenía mis serias dudas sobre si lo lograría y me empeñaba en proponer rutas alternativas para evitar la posible decepción de no llegar a la cima. Es que es una excursión que he hecho muchísimas veces y me sé el camino de memoria, pero también sé que por donde a mi me gusta subir no puedo hacerlo todavía, demasiada subida, así que propuse subir por la parte más fácil, es decir, por una subida de dos horas y media, tiempo que a pesar de mis paradas para recuperar la respiración logré hacer en un par de horas. Ya sé que así leído parece una tontería más grande que la misma montaña, pero para mí supuso una pequeña victoria ganada. Aunque al llegar a casa casi no me pudiera mover y tuviera unas agujetas en las posaderas que hacían que el sentarme fuera un ritual de lo más divertido (suerte que esta mañana se habían esfumado),la sonrisa no se borraba de mi cara. Además esta mañana he puesto el reloj algo más temprano de lo normal y he vuelto a ir a la piscina donde he conseguido nadar un poco tras acordarme de respirar tranquilamente otra vez, no me quejo, sé que me cuesta pero también sé que lo estoy intentando. La segunda batalla la estoy ganando con ventaja, si es que ya me dicen que soy muy cabezota y cuando me propongo algo no paro hasta conseguirlo... ;-)
Tras una cena bastante interesante el domingo en la que terminamos con una caña en un bareto de los de toda la vida de la ciudad que yo desconocía, el domingo por la mañana empezó con una excursión a la montaña entre niebla y escarcha a no más de cero grados (¿quién me mandaría a mi sacar los guantes del bolsillo?). Mi intención era subir a la Mola, que es una montaña de no mucha altura que está dentro de un parque natural, es como pasear por la rambla un domingo por la mañana por la cantidad de gente que hay y lo relativamente fácil que es subir. Pues bien, yo después de todo, hasta el mismo sábado por la noche tenía mis serias dudas sobre si lo lograría y me empeñaba en proponer rutas alternativas para evitar la posible decepción de no llegar a la cima. Es que es una excursión que he hecho muchísimas veces y me sé el camino de memoria, pero también sé que por donde a mi me gusta subir no puedo hacerlo todavía, demasiada subida, así que propuse subir por la parte más fácil, es decir, por una subida de dos horas y media, tiempo que a pesar de mis paradas para recuperar la respiración logré hacer en un par de horas. Ya sé que así leído parece una tontería más grande que la misma montaña, pero para mí supuso una pequeña victoria ganada. Aunque al llegar a casa casi no me pudiera mover y tuviera unas agujetas en las posaderas que hacían que el sentarme fuera un ritual de lo más divertido (suerte que esta mañana se habían esfumado),la sonrisa no se borraba de mi cara. Además esta mañana he puesto el reloj algo más temprano de lo normal y he vuelto a ir a la piscina donde he conseguido nadar un poco tras acordarme de respirar tranquilamente otra vez, no me quejo, sé que me cuesta pero también sé que lo estoy intentando. La segunda batalla la estoy ganando con ventaja, si es que ya me dicen que soy muy cabezota y cuando me propongo algo no paro hasta conseguirlo... ;-)
4 comentarios:
Testarudez con mesura, porque Hay límites que no pueden superarse. Pero de los superables, de esos, que no quede ni uno ;-)
Dorian ¿para cuando lo que tenemos pendiente? Ya ves que me estoy preparando ;-)
(y por los límites no te preocupes que si intento pasarme ellos mismos se encargan de dejar clara su presencia)
Está bien el probarse poco a poco, intentar pasar los obstáculos enfrentarse a las batallas......y salir victorioso...bien :)
Interesante, lo de manipuladora....
Gracias Susej, ya sabes que lo intento aunque no me recuerdes lo de manipuladora que ya me siento bastante mal por ello...
Pero sí, las batallas me encanta ganarlas, ya lo sabes ;-)
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