Lo tenía todo planeado, calculado y estudiado. Sabía todos los horarios de aquellos que ella se empeñaba en llamar carceleros. Se imaginaba a si misma como una bella princesa prisionera de un enorme castillo y de los deseos de sus padres, los reyes del reino. Su vida giraba en torno a castillos medievales y a una ficticia historia de amor, secreta, ya que no podía ser de otro modo siendo ella una noble princesa, de este modo toda su historia ganaba sensibilidad y soñaba que en un futuro su vida sería llevada al cine donde su personaje sería interpretado por la actriz de moda del momento y sería la más bella historia de amor jamás contada, superando incluso a grandes clásicos como Romeo y Julieta o Titanic. Su amado no era admitido por sus padres por ser mayor que ella, pertenecer a la clase plebeya y tener el color de piel propio de su raza, eso es lo que más adoraba ella de él: había conseguido enseñarle el mundo desde sus propios ojos, juntos habían volado por los lugares fantasticos de donde él era y le había explicado los mitos y leyendas más bellos que ella jamás había escuchado. Sabía que su historia necesitaba un toque de dramatismo para que sus padres, los reyes como ella los llamaba se sintieran culpables al no haber permitido que su amor viviera en libertad, así que después de varios días planeandolo todo por fin había desarrollado un plan donde había calculado hasta el más mínimo detalle. Como los reyes eran personas de costumbres no era complicado lograr esquivarlos, sus salidas a sus clases de bailes de salón siempre eran los martes y jueves y a las nueve de la noche. Había llamado a su amiga, que vivía un par de manzanas más al norte entre las dos lograron un plan del que se sentían orgullosas, habían tramado una historia en la que cada uno se iba a casa de otro del grupo a dormir donde el punto final de todas las llamadas era un mensaje grabado en un contestador donde la voz de los padres de Marta decían que habían salido al cine y que regresarían tarde, así que entre las dos ataron los cabos sueltos que a ella se le habían olvidado y se prepararon para la ejecución. Aquella tarde sabía que en cuanto saliera por la puerta dejaría de ser la princesa que vivía en su castillo, sabía que si sus padres la descubrían la castigarían duramente y que le costaría volverse a ganar su confianza, pero también sabía que todas las novelas que había devorado a lo largo de su corta vida le ayudarían a conseguirlo, conocía demasiado bien el papel de princesa adorable que se comporta como la hija perfecta, sus padres no podrían resistirse a ella, aunque los llamara carceleros sabía manipularlos como nadie. Así que ese día antes de salir escribió la nota: "Estoy estudiando en casa de Marta, me quedaré a dormir allí". Una sonrisa se dibujó en su cara al recordar cómo Marta y ella habían conseguido planearlo y trazar la ruta de llamadas para que no descubrieran que se habían escapado todos para asistir al concierto que con tanto empeño todos los padres les habían prohibido. Cerró la puerta de su casa y se fue andando a casa de Marta donde todos habían quedado. ;)
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