El otro día escuchaba en una charla de un coach de alto rendimiento como resulta paradójico que precisamente nuestra parte consciente (mente) que es la que nos impide salir de nuestra zona de confort por trabajar a un 20% de su rendimiento. Explicaba que cuando intentamos salir de nuestra zona de confort, como nos enfrentamos a cosas nuevas, esto supone un esfuerzo para la mente que quiere seguir trabajando cómodamente y por eso nos sigue bloqueando recuperando los viejos patrones. Esto es, cuando consigues avanzar un poco, los pensamientos que tendremos serán contradictorios y negativos para que volvamos a nuestro antiguo patrón y así la mente puede seguir trabajando en modo "supervivencia"... Lo más fuerte es que esta mañana lo he podido comprobar en primera persona. Llevo unos días con las hormonas algo revolucionadas (estrés post-operatorio) y precisamente esta mañana mientras dudaba entre ir al agua o al gym, los pensamientos que me salían automáticos eran del tipo de "estoy haciendo una burrada", "no podré hacerlo", "me ahogo demasiado para cualquier cosa", "ni plantearme el competir, no pasaré de la salida",... en fin, que he intentado no anclarme mucho en ellos y he cogido el coche y me he ido a ver el mar.
Esta mañana hacía mucho viento pero a pesar de eso he cogido la tabla y me he metido al agua con ella y al salir no era la misma Puri que había entrado con sus pensamientos dramaqueen. Me fascina contemplar como el mar consigue calmar esa cabecita loca que no para de dar vueltas hasta marearse, me encanta como con cada remada me obliga a concentrarme en la respiración y en nada más, me encanta como de vez en cuando el universo lanza un guiño en forma de peces saltando cerquita y es que PARA TODO MAL EL MAR, PARA TODO BIEN TAMBIÉN ;)
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